Porsche 917 “Hippie”: La psicodelia se convirtió en Leyenda
En 1970, el automovilismo vivía un momento de euforia, velocidad y audacia. Entre curvas interminables y rectas vertiginosas, un coche rompió todas las reglas: el Porsche 917 “Hippie”. No solo por su rendimiento, sino por su alma artística: un lienzo rodante que convirtió la pista en galería de arte.
Anatole Lapine y el nacimiento de un icono
En abril de 1969, Anatole Lapine, diseñador nacido en Letonia, asumió el rol de jefe de diseño en Porsche. Solo un año después, transformó la imagen del automovilismo con un gesto atrevido y lleno de personalidad.
Su creación: un Porsche 917 LH (long tail) pintado con ondas verdes y púrpuras, un trabajo que requirió 1.500 botes de pintura en spray. El resultado fue un efecto psicodélico que deslumbraba a todos, desde los espectadores hasta los fotógrafos de la época.
Mientras algunos ejecutivos fruncían el ceño ante tanta audacia, el propietario del equipo, Hans-Dieter Dechent, y su patrocinador Martini & Rossi vieron en el 917 “Hippie” algo mucho más grande: un coche que no solo corría, sino que contaba una historia.

Le Mans 1970: velocidad y leyenda
El 917 “Hippie”, conducido por Gérard Larrousse y Willi Kauhsen, participó en las legendarias 24 Horas de Le Mans. Aunque no cruzó la meta en primer lugar —el triunfo absoluto fue para Hans Herrmann y Richard Attwood, también a bordo de un Porsche 917—, el “Hippie” aseguró un inolvidable segundo puesto, firmando un doblete histórico para la marca alemana.
Más que un resultado deportivo, el 917 LH dejó una huella imborrable: su motor de 12 cilindros y más de 600 CV alcanzaba velocidades que rozaban los 360 km/h, y su diseño rompía los moldes, haciendo que cada vuelta se sintiera como un espectáculo.

Curiosidades que hacen eterno al 917 “Hippie”
- Fue uno de los primeros coches de competición donde el diseño era tan importante como la mecánica, una obra de arte en movimiento.
- Su apodo surgió naturalmente: el “Hippie Car” capturó la psicodelia y la contracultura de finales de los 60, transportando a los espectadores a otra era.
- Aún hoy, décadas después, es uno de los coches más fotografiados en museos y exhibiciones, símbolo de velocidad, audacia y estilo.
- Su estética rompió la barrera entre arte y competición, demostrando que un coche podía ser legendario tanto por lo que hacía en pista como por lo que evocaba en la imaginación de quienes lo contemplaban.
El 917 “Hippie” como leyenda
Más que un segundo puesto, el Porsche 917 “Hippie” es un símbolo de creatividad, velocidad y nostalgia. Representa un tiempo en que las carreras eran audaces, las curvas infinitas y la velocidad, poesía. Es la prueba de que un coche puede conectar con emociones, recuerdos y sueños, y no solo con cronómetros y trofeos.
Este año, en el Le Mans Classic, tuvimos el privilegio de verlo de nuevo. La pista todavía brillaba por la lluvia recién caída, y los reflejos en su pintura psicodélica parecían multiplicar el encanto de aquella obra de arte sobre ruedas. Inmortalizar ese instante fue como viajar en el tiempo: un reencuentro con una leyenda que se niega a desvanecerse.
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