La Historia no contada del Motor PFM 3200 y el Mooney M20L

Cuando Porsche decidió mirar más allá del asfalto, no buscaba velocidad… buscaba altura.

En 1985, los ingenieros de Stuttgart transformaron el legendario motor bóxer del 911 en un propulsor aeronáutico.

Así nació el Porsche PFM 3200, un motor diseñado para conquistar el cielo junto al Mooney M20L, el avión que demostró que la precisión alemana no tenía límites.

Nacido del 911. El motor PFM 3200

El PFM 3200 compartía el alma del clásico motor 911 de 3.2 litros, pero fue rediseñado para volar.

Un seis cilindros plano, con inyección electrónica, control digital de hélice y una suavidad nunca vista en la aviación ligera.

No era un simple motor de coche adaptado. Era una reinvención total del ADN Porsche.

Su misión era clara: demostrar que la ingeniería de Stuttgart podía rendir igual de bien entre las nubes que en Nürburgring.

La Vuelta al Mundo — El Día que Porsche Despegó

En julio de 1985, los pilotos Michael Schultz y Hans Kampik despegaron en un Mooney equipado con el motor Porsche PFM 3200.

Su objetivo: dar la vuelta al mundo y probar la fiabilidad del nuevo motor alemán.

Durante seis meses recorrieron más de 100.000 kilómetros y acumularon 600 horas de vuelo atravesando continentes, océanos y climas extremos.

El 16 de enero de 1986 aterrizaron en Alemania, completando una hazaña que quedó grabada en la historia de Porsche.

Mooney M20L PFM — Un Deportivo con Alas

Tras el éxito del vuelo, Porsche y Mooney lanzaron la versión de producción: el Mooney M20L PFM.

Solo 41 unidades fueron fabricadas entre 1988 y 1989, cada una impulsada por el motor Porsche.

Era rápido, elegante y adelantado a su tiempo. Pero su complejidad técnica y la desconfianza del mercado frenaron el proyecto.

Aun así, el M20L PFM se convirtió en una leyenda: un 911 que se atrevió a volar.

El Legado del Avión Porsche

Hoy apenas unos pocos Mooney Porsche siguen volando.

Son piezas vivas de una era en la que Porsche soñó más alto que nunca.

El motor Porsche de avión sigue siendo uno de los capítulos más desconocidos y fascinantes de la marca, una demostración de que la pasión por la precisión puede romper cualquier límite, incluso el del cielo.